APRENDE A RESPIRAR

La enfermedad física es la manifestación de un desequilibrio y una desarmonia de nuestra energía, nos afecta en el plano físico, mental y emocional; y, si es muy grave puede afectarnos incluso en el plano espiritual. Cuando enfermamos nuestro cuerpo con su capacidad constructiva y sus mecanismos de supervivencia, intentará instintivamente que todo vuelva a la normalidad y al orden.
La autocuración es de gran ayuda en el proceso de la sanación, nos facilita cuidar de nosotros mismos, ser nuestra propia enfermera, ya que para poder sanar necesitamos; fuerza y empeño, cuanto más grave sea la enfermedad más es el esfuerzo que tenemos que hacer para curarnos, y tenemos que tener en cuenta que todo lo que hagamos por curar una parte de nuestro organismo resonará en las demás.
Tenemos que trabajar nuestro sistema de energía, fortaleciendo nuestro cuerpo y reparando y estimulando sus propios mecanismos de defensa, equilibrando y restableciendo el flujo de nuestra energía en los planos más sutiles; metal, emocional y espiritual, donde podremos encontrar las raíces de nuestra enfermedad. La autocuración consiste en entrar en contacto con uno mismo, ya que nuestra sabiduría interna, nuestro SER sabe lo que es mejor para nosotros. Existen razones suficientes en la vida cotidiana para desarrollar desarmonias energéticas y caer en la enfermedad, pero si nos acostumbramos a contrarrestarlas notaremos que nuestra vida será mucho más saludable.
Las causas que alteran nuestro organismo pueden ser; el estrés, la mala alimentación, el pensamiento negativo, la falta de amor hacía si mismo, el no expresar nuestros sentimientos y no escuchar nuestra voz interior. Estar sometidos durante tiempo prolongado al estrés es una de las razones más importantes para caer enfermos, ya que afecta a nuestro sistema inmunológico, a nuestros niveles de energía, a nuestro estado mental y por lo tanto a nuestra vida. Aprender a controlar nuestros niveles de estrés es dejar de hacer todo aquello que los demás y nosotros mismos nos exigimos, y pensar en nuestras necesidades.
Aprender a concedernos el tiempo y el espacio que nos permita reorganizarnos y poder ajustar nuestra forma de vida de manera más correcta. El sueño es un gran reparador y es la manera que tiene la naturaleza de recuperar la energía que gastamos durante el día. Pero a veces ocurre que el mismo estado de estrés, y el cansancio nos impide quedarnos dormidos, entonces todo el estrés de nuestro cuerpo parece subírsenos a la cabeza llenándola de pensamientos negativos y tensos, lo que hace que nuestros músculos se contraigan como si se prepararán para luchar. Nuestra forma de salir de esta situación es saber relajarnos. ¿Cómo?… La clave de la relajación es la respiración, tomar conciencia de ella es el primer paso para serenarnos. No necesitamos cambiar nuestra forma de respirar, simplemente empezaremos a contar; uno….inspirar y espirar. Dos…. inspirar y espirar. Tres…. Inspirar y espirar. Y así sucesivamente contaremos hasta diez. Haremos estas rondas de respiraciones tres o cuatro veces, entonces podemos cambiar los números por una palabra que nos resulte tranquilizadora. Por ejemplo; paz, amor, felicidad etc. Repetir este ejercicio hará que nuestra mente se serene y notaremos como nuestro cuerpo comienza a relajarse de forma natural.
Estos ejercicios de respiración los podéis hacer mientras camináis por la calle, esperando el bus o en cualquier situación que podáis.
Os mando mis deseos de felicidad y esta frase que me gusta: “ La vida será lo que tú quieres que sea, si no le preguntas a los demás que debe ser.”

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